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martes, 18 de junio de 2013

el jaguar

el jaguar
(panthera onca)





es una de las especies familia Felidae. Esta especie se asigna a las panteras, subfamilia Pantherinae, en los félidos.

Esta pantera no es solamente grande, también sus colmillos son relativamente más grandes que los de otros félidos de similar tamaño. La fuerza en la mordida es también superior a la de algunos de sus parientes, poco más de una vez y media que la del Puma, que de por sí es bien peligroso. El jaguar
muchas veces mata a su presa mordiéndole la cabeza; en la familia Felidae esta técnica es solamente empleada por esta pantera.


El color de la piel del jaguar varía de amarillo pálido a café rojizo, con manchas blancas en el pecho y parte interna de las extremidades. En todo el cuerpo tiene manchas negras, que en los costados forman rosetas, y que pueden presentar una o más manchas pequeñas (Hoogesteijn y Mondolfi, 1993). 

El peso de un jaguar adulto va de 45 a 130 kg dependiendo de la subespecie, pudiendo llegar a pesar 150 kg.

Su longitud es de 1.70 a 2.30 m, y tiene una longevidad de 20 años
Panthera onca es natural del Nuevo Mundo. Su distribución natural comprende América del Norte, América Central y América del Sur, desde el suroeste de los Estados Unidos hasta el norte de Argentina. En los Estados Unidos está prácticamente exterminado, aunque de vez en cuando aun surgen reportes de verse alguno.

La distribución de esta especie cada día se reduce mucho más. De acuerdo a algunos autores su presencia en América del Norte llegaba hasta el presente estado de Pensilvania en los Estados Unidos, habiendo desaparecido de la mayor parte de este continente al este de las Montañas Rocosas antes de Colón llegar al Nuevo Mundo. De Oregon al estado de California desapareció después y en los estados de Nuevo México, Arizona y Texas muy probablemente ya se encuentre totalmente exterminado el Jaguar. En México, igual que en la mayor parte de la distribución, sus números no son tan altos como una vez lo fueron. Se estima que en los últimos cincuenta años la distribución de Panthera onca al norte se haya reducido por unos mil kilómetros y al sur por mil quinientos.


Su dieta incluye mamíferos, aves, reptiles, peces e invertebrados. Sin embargo, en la mayor parte de su área de distribución los mamíferos mayores a un kilogramo, y algunos reptiles y aves, constituyen las presas más comunes (caimanes, monos, cocodrilos, tortugas de agua y tierra y peces) 
también constituye de animales grandes, medianos y chicos como ganado vacuno (formado por vacas y toros), venados y tapires. Son muy activos en las noches pero no es raro verlos en el día. Cazan en el amanecer y el atardecer.


Al estar habituado a biomas selváticos con poca luz (aunque su área de dispersión llegó a abarcar praderas y estepas), el jaguar posee ojos nictalopes, que permiten una notable visión en la oscuridad, merced a una membrana reflectante en el fondo del ojo que concentra la luz en el campo focal de la retina. Por otra parte, y a diferencia de otros felinos, son excelentes nadadores y están también adaptados para la caza de presas acuáticas y subacuáticas desde la superficie; en tales casos, las vibraciones de los peces, yacarés y tortugas les llegan nítidamente a través de sus patas y bigotes. El olfato del jaguar está muy bien desarrollado y puede detectar por el olor presas a bastante distancia, en tales casos abre la boca facilitando así una mejor llegada de las moléculas odoríferas a sus órganos olfativos.

La época de reproducción del jaguar va de los meses de agosto y setiembre. Durante el celo, machos y hembras se reúnen, si bien no permanecen mucho tiempo juntos. La hembra suele dar a luz dos pequeños, a veces tres. Los nacimientos se producen en los lugares más impenetrables del bosque o en cualquier hueco excavado entre las raíces de los grandes árboles. En los días que siguen al parto la madre no se separa de las crías, y si teme algún ataque las traslada a otro lugar, tomándolos con la boca. El jaguar cuida a sus pequeños celosamente, los defiende con ardor y se dice que persigue al enemigo que ha osado amenazarlos. Después de cinco o seis semanas, los pequeños jaguares siguen a la madre en las cacerías, al principio permaneciendo escondidos en cualquier arbusto, y después compartiendo con ella las emboscadas. Cuando alcanzan el tamaño de un perro de caza la madre los abandona a su destino. Los jóvenes se distinguen de los adultos en el color del pelo, aunque sólo hasta la edad de siete meses; después son iguales a ellos.


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